Diagnosticar el trastorno del espectro autista (TEA) puede ser difícil, ya que no hay una prueba médica, como un análisis de sangre, para diagnosticar el trastorno. Los médicos observan el comportamiento y el desarrollo del niño para hacer un diagnóstico.
El TEA a veces se puede detectar a los 18 meses o antes. Para los 2 años de edad, un diagnóstico realizado por un profesional experimentado puede considerarse muy confiable. Sin embargo, muchos niños no reciben un diagnóstico final hasta mucho más tarde. Este retraso significa que los niños con TEA podrían no recibir la ayuda que necesitan.
El diagnóstico del TEA consta de dos pasos:
• Detección del Desarrollo
• Evaluación Diagnóstica Integral
La detección del desarrollo es una prueba breve para determinar si los niños están aprendiendo habilidades básicas cuando deberían, o si podrían tener retrasos. Durante la detección del desarrollo, el médico podría hacer algunas preguntas a los padres o hablar y jugar con el niño durante un examen para ver cómo aprende, habla, se comporta y se mueve. Un retraso en cualquiera de estas áreas podría ser una señal de un problema.
El segundo paso del diagnóstico es una evaluación integral. Esta revisión exhaustiva puede incluir la observación del comportamiento y el desarrollo del niño y entrevistas con los padres. También puede incluir una evaluación auditiva y visual, pruebas genéticas, pruebas neurológicas y otras pruebas médicas.
En algunos casos, el médico de atención primaria podría optar por derivar al niño y a la familia a un especialista para una evaluación y diagnóstico más profundos. Los especialistas que pueden realizar este tipo de evaluación incluyen:
• Pediatras del Desarrollo (médicos que tienen entrenamiento especial en el desarrollo infantil y en niños con necesidades especiales)
• Neurólogos Infantiles (médicos que trabajan en el cerebro, la columna vertebral y los nervios)
• Psicólogos o Psiquiatras Infantiles (médicos que conocen la mente humana)